domingo, 2 de diciembre de 2012

Principios de la acción válida - 12º El Principio de acumulación de las acciones


12º El Principio de acumulación de las acciones.

     "Los actos contradictorios o unitivos se acumulan en ti.  Si repites tus actos de unidad interna, ya nada podrá detenerte".


Aquí  se  quiere  decir que todo acto  que  se  realiza  queda grabado en la memoria y desde allí influye en las otras vías. Por tanto,  la  repetición  de  actos que dan unidad  interna  o  que generan contradicción, van formando una conducta que condiciona a las acciones posteriores en alguno de los dos  sentidos.  Repetir los actos de unidad interna,  significa ejercitar los  Principios en la vida diaria. También se da a entender que no se trata de la repetición  de un acto (o de un Principio aislado),  sino  de  un conjunto de actos de unidad interna.

   Sin   duda  que  al  ejercitar  todos  los   Principios,   nos encontramos   con   una  disciplina   integral,   capaz   de   ir transformando  nuestra condición sufriente en una nueva forma  de vida  de  creciente unidad interna y,  por  tanto,  de  creciente felicidad.

   A veces,  sumando actos contradictorios,  se construye la vida de una persona o de un conjunto humano. También sucede que pueden aparecer muchos resultados exitosos durante un tiempo, pero antes o  después se producirá la catástrofe porque la base de toda  esa vida es falsa.  Mucha gente ve solamente las anécdotas  exitosas, pero  no  alcanza a comprender el proceso de esa  vida  y,  sobre todo, su absurdo final.

   Desarrollemos una leyenda que nos ilustre sobre la acumulación de actos contradictorios:


   Un  príncipe orgulloso decidió construir una enorme torre  que llegara  a lo alto de los cielos. Para ello reunió a un tercio  de sus hombres y les encomendó el trabajo.
   A  excepción de los sabios,  la población se había  corrompido como su príncipe. Era aquel reino rapaz de sus vecinos y  vanidoso de las riquezas.
   Pasaron  los  años y la construcción fue  subiendo  hasta  las nubes. Pero a medida que se elevaba,  los problemas  crecían.  Las fuerzas del reino cada vez mas, debían adquirir nuevos recursos y animales y esclavos.
   Entonces,  el  tercio inicial seguía trabajando en  la  torre, pero luego hubo que sumar otro tercio a la guerra y un tercio aún al transporte, equipo, administración y artesanía.    Continuaron pasando  los años y todo se seguía agregando. Como el esfuerzo  se suma al esfuerzo, las piedras se sumaron a las piedras.
   Y  la  torre  seguía  llevándose hacia  las  alturas  toda  la riqueza,  todo el poder,  todo el sufrimiento. Era como cuando los mares evaporan sus aguas y estas suben, pero la tierra aumenta en su  tristeza porque el agua no vuelve a ella;  porque no  llueve, porque hay sequía.
   Entonces,  los sabios explicaron al príncipe las consecuencias que  debían  sobrevenir  del  monstruoso  proyecto,  pero  fueron silenciados...
   Así,  al  crecer  la torre,  creció también  la  soberbia  del soberano y de los súbditos,  hasta que estos dijeron: "Esta  torre que  servirá  para  respeto y sumisión  de  todas  las  naciones, requiere  que  sus  constructores  estén a  la  altura  de  tanto mérito. Por  lo  tanto  las órdenes  de  los  ingenieros,  de  los arquitectos,  de los maestros talladores y de los que dirigen  el izado,  deben ser dadas según jerarquías y desde la altura de  la torre que corresponda a su dignidad".
   Ocurrió  entonces que todos quisieron dirigir desde el  último tramo de la rampa,  pero tan lejos estaban de la tierra  que,  al gritar  a  los de abajo,  estos entendían  mal. Para  peores,  las órdenes de unos se oponían a las órdenes de otros.
   Así  fue  como unos subían argamasa adonde debían  llegar  las palancas y otros reparaban herramientas sin que hubiera quien las llevara.
   Por  fin,  la  construcción empezó a  hacerse  irregular;  las cuerdas  se cortaban en las salientes y caían poleas y  cestos. En algunos  lugares  sobró liga y en otros faltó y ya al  final  del caos,  la  torre  fue suma de  error  sobre  error,  inclinándose peligrosamente.
   Tal fue la locura de los constructores que, al seguir cargando de ese modo la obra,  esta falló en sus cimientos y se  derrumbó, arrastrando con ella a sus directores desde lo alto de los cielos a lo mas bajo de la tierra.
   Entonces,  los sabios se reunieron y dijeron:" Aprovechemos el material  para algo útil. Dispongamos todo para que  vuelva  algún beneficio a nuestro pueblo".
   Y  así  sucedió que las aguas fueron apresadas  y  llevadas  a lejanos  lugares  de  cultivo,  las  viviendas  de  la  población afirmadas, y las murallas extendidas para la defensa y no para el ataque.
   Todo  se  sumó para beneficio del pueblo y el  pueblo  trabajó viviendo en paz consigo mismo y en amistad con sus vecinos.

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