viernes, 11 de noviembre de 2011

Principios de la acción válida - 1º El principio de adaptación


Lo que "se debe hacer" no depende de una moral lejana, externa, incomprensible y convencional, si no de una moral interna. 

He aquí el primer principio, de los llamados, Principios de Acción válida que pueden ayudar en la busqueda de la unidad interior.



                1º El principio de adaptación.


       "Ir  contra la evolución de laas cosas,  es ir  contra  uno mismo".

   Este Principio,  destaca que cuando por anticipado se sabe  el desenlace  de un acontecimiento,  la actitud correcta es  la  de aceptarlo  con la mayor profundidad posible,  tratando  de  sacar ventaja aún de lo desfavorable.  Examinar momentos de la vida  en los  que  no tuvimos conocimiento de este Principio y  por  tanto obramos  en contrario,  nos ilustrara convenientemente  sobre  el significado  del mismo.  Será mas  interesante  aún,  reflexionar sobre   el   momento  que  estamos  viviendo   y   estudiar   las consecuencias  de  sufrimiento  para  nosotros  y  para  nuestras personas próximas, en caso de no tener en cuenta el Principio.

   Estamos  explicando  que  las  cosas  a  las  que  no  debemos oponernos,  son aquellas que tienen un carácter inevitable. Si el ser humano, por ejemplo, hubiera creído que las enfermedades eran inevitables,  la ciencia medica jamas hubiera avanzado. Gracias a la necesidad de resolver problemas y a la posibilidad de hacerlo, la humanidad progresa.

   Si  una persona queda sola en el desierto,  es inevitable  que muera?     Esa persona hará el esfuerzo de encontrar salidas a su situación y, en efecto, encontrara un oasis o bien la encontraran a ella con mas facilidad,  si utilizó todos los recursos posibles para  hacerse ver a la distancia.  Así es que este  Principio  se asienta  en  la situación de lo  inevitable,  para  ser  aplicado correctamente.

   En  cuanto  a la fábula que ilustra  este  Principio,  podemos contarla así:

   En una laguna vivía una tortuga llamada "Pescuezo de  Tortuga: que  tenía como amigos a dos gansos salvajes. Entonces,  vino  una sequía  de  doce  años que dio por resultado estas  ideas  a  los gansos: "Esta  laguna se secara. Buscaremos otro pozo  de  agua. Con todo, debemos despedirnos de nuestra amiga, Pescuezo de Tortuga".   Al hacer esto, la tortuga dijo:
- Soy  habitante  de estos lugares y siempre  podría  encontrar agua,  pero  vosotros  no tendríais suficiente,  así  es  que  yo comprendo   vuestra  partida. No  obstante,   tendría   una   vida aburrida. Por consiguiente, debemos partir juntos.
- Somos  incapaces  de  llevarte con  nosotros  pues  eres  una criatura sin alas.
- Pero,  - siguió  diciendo todavía la tortuga- hay  un  recurso posible. Traigan un palo de madera.
   Los gansos hicieron esto,  y la tortuga se sostuvo en el medio del palo con sus mandíbulas y dijo:
- Ahora ténganlos firmemente con vuestros picos: cada uno de  un lado  levante vuelo y viaje regularmente por las  alturas,  hasta descubrir otro lugar deseable en el que podamos vivir los tres.
   Pero ellos replicaron:
- Hay  dos obstáculos en este lindo  plan. Primeramente,  tu  no tienes  necesidad de ir a otro lugar,  cosa que para nosotros  es cuestión  de vida o muerte. El palo y tu peso pondrán  en  peligro nuestro vuelo y por lo tanto a ti misma. Además,  si siguiendo tus costumbres te pusieras a charlar, perderías la vida.
   -Oh!- dijo la tortuga- vosotros necesitáis agua y yo  compañía estamos  pues en la misma situación. En cuanto a mi  conversación, desde este momento hago voto de silencio, me quedare así mientras estemos en el aire.
   Los amigos pusieron el plan en marcha,  pero mientras llevaban trabajosamente  a  la tortuga por sobre  una  ciudad  vecina,  el pueblo,  abajo,  notó  aquello y se levantó un  murmullo  confuso cuando algunos preguntaron:
   "  Que  es ese objeto semejante a un carro,  que  dos  pájaros llevan por el espacio?.  Tal vez sea algún maharajá o acaso  otro ser poderoso".
   La  tortuga  recordando las piedras que  los  niños  arrojaban sobre ella en la laguna, quiso mostrar al pueblo que ahora volaba y gritó entonces orgullosamente :
- Soy yo!. Pescuezo de Tortuga!
Apenas habló,  la pobre perdió su sostén, y cayó al suelo. Y la gente que deseaba su carne la cortó en trozos y se la comió.


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